viernes, 21 de noviembre de 2008

PARECE DE VERDAD

Es de verdad...45mm y creciendo...

viernes, 7 de noviembre de 2008

viernes, 31 de octubre de 2008

sábado, 25 de octubre de 2008

ERRANDO ENTRE INGLATERRA Y ESCOCIA 2

Nuevo capitulo de nuestro recorrido por Inglaterra.

viernes, 24 de octubre de 2008

ERRANDO ENTRE INGLATERRA Y ESCOCIA

Algunas notas de interés recogida entre Inglaterra y Escocia...

miércoles, 22 de octubre de 2008

UN PASEO POR INGLATERRA Y ESCOCIA 3

Tercero y ultimo capitulo, Castillo de Alnwick, Edimburgo, Lake Districit, York.

viernes, 17 de octubre de 2008

UN PASEO POR INGLATERRA Y ESCOCIA 2

Segundo capitulo, La foresta de Sherwood, Nottingham, Durham.

miércoles, 15 de octubre de 2008

UN PASEO POR INGLATERRA Y ESCOCIA

Primer Capitulo, Peterborough y Lincoln

martes, 14 de octubre de 2008

sábado, 11 de octubre de 2008

sábado, 4 de octubre de 2008

Espectaculo aereo 2008

Estas son algunas imagines del espectáculo aéreo que hemos grabado en el verano 2008 en Inglaterra, podéis encontrar en la especifica de vídeo el mapa de la base RAF (Royal Air Force)Waddington.

jueves, 2 de octubre de 2008

jueves, 18 de septiembre de 2008

BARCO HUNDIDO EL KALAIS

Esto es un barco que se hundiò en 1976 fuera del muelle de la luz en Las Palams de Grana canaria. el barco mide casi 110m de eslora para 24m de manga y esta entre los 20m de la cubiertas superiore i los 35m de la arena.

domingo, 31 de agosto de 2008

NUEVO VIDEO

Este es el ultimo video echo en Sardina del Norte, (Gran Canaria).

martes, 5 de agosto de 2008

La Queimada

La Queimada es una fuerte bebida alcohólica de la tradición gallega, y propia de su gastronomía.
Según la tradición, esta bebida tomada tras la pronunciación del conjuro funciona como protección contra maleficios, además de mantener a los espíritus y demás seres malvados alejados del que la ha bebido.

sábado, 28 de junio de 2008

Bautizo

El bautizo del mar de Ivana y Nina


Cuento - Que era Buena -

Mi madre siempre me decía de tener cuidado con los chicos.
Son todos ‘Hijos de putas’ y teengañan para llevarte a la cama y luego...Ten cuidado que, si te vas a la cama con alguien, lo descubro en seguida y te daré una repasada que ni te imagina…
Estaba tan molesta con esos de los chicos... Bueno, mi padre la dejó ante que yo naciera ¿Pero que culpa tengo yo?

Conocí Valerio, un chico de la heladería cerca de la escuela. Era un tipo simpático y sabia que estaba loco por mi, y un poco yo también para el, pero nunca tomaba la iniciativa.
Un día Pilar le tomo de lado y le habló de mí, se lo había pedido yo.
Valerio vino a mi casa, mi madre estaba en la tienda, tenía una tienda de ropa cerca de la salida de la estación de los trenos.
Fuimos a mi cuarto e yo me senté en la silla de mi escritorio, quería sentarme en la cama, pero no quería que Valerio pensase que era aquel tipo de chica. Mientras el seguía frotándose las manos en los pantalones, tocándose la nariz y contando tonterías yo esperaba se decidiera a hacerme la “pregunta” porque yo ya sabia la respuesta, pero el hablaba de la escuela, de la casa, de cuanto yo era gentil y finalmente de cuanto era bella, de cuanto el se había dado cuenta y que no quería que yo pudiese pensar,,, me acerque a el, tenia un poquito de miedo porque no sabía como el hubiera podido reaccionar, pero le puse mi cara a dos centímetros da la suya y el, al final, entendió.

Yo y Valerio nos veíamos todos los días desde casi dos meses y el empezaba a hablar de ir a la cama. Tengo que confesar que yo también. Cuando le tocaba allí – siempre desde arriba de los pantalones- me sentía un poquito zorra y me gustaba, pero el miedo a mi madre….
Ella decía que la expresiones de una persona cambia, que no es mas inocente, se transforma en la culpable de quien, cometido un crimine, se arrepiente para toda la vida.
Esto decía mi madre.
Una tarde yo e Valerio estábamos festejando nuestro cuarto meses junto, había un poco de gente y no faltaban ni cerveza ni alcohol. Valerio me tomó la mano y me llevó a su cuarto.
Fue la primera vez que me tocó sin braga e yo también, mi gustaba, creo.
Nos tumbamos en la cama desnudos y el se puso sobra de mi, por un segundo vi la cara de mi madre que me tachaba de zorra, pero ya estaba, porque no gozar.
Nos dejamos ir y me gustó mucho, pero…mi madre. Tenia que enfrentarme a mi madre. No tenia que descubrirlo. Regresé a mi casa e intenté ser lo mas alegre y serena posible.
No descubrió nada, no se dio cuenta.
Decía un montón de tontería mi madre.

Valerio llegó a ser aburrido muy pronto. Pasábamos los días estudiando, luego, a las cinco, se follaba y regresábamos a estudiar, estaba muy aburrida.
Un domingo, en la heladería, llegó un tipo: Simón.
Era un amigo de Joan. No parlaba nunca, pero como me miraba!
Había dejado la escuela y trabajaba para un discoteca, tenia el pelo largo, Valerio corto, tenia siete u ocho zarcillos y un piercing en el cejas izquierda, Valerio no quería llevar ni cadenita, tampoco la que le había regalado yo para el nuestro segundo mes. Valerio hablaba siempre, estaba cansada de oírlo.
Dejé Valerio y me fue con Simón.
Pocos días después estábamos en mi cuarto y Simón quise que le hiciera aquella cosa con la boca. No sabia que hacer, Simón me gustaba mucho, e yo le había echo creer que en la cama había echo de todo,
El tenía ya la polla dura, me agaché y,,, después de un rato me quitó y dijo: Ahora yo.
Puso la cara cabeza allí en el medio, no sabía que hacer. De repente se me movían los brazos, la cadera, las pierna sin que yo quisiera, pero el me bloqueó. Yo no entendía nada y de repente sentí tirar todos, los músculos, la barrica, y me quedé sin aliento, no entendía nada. Me dio la vuelta e me puse la lengua atrás, yo al principio no quería, me gustaba y cada vez más me sentía feliz.
Valerio nunca me hizo nada parecido.
Simón tenía la mano sobre mí y me tocaba, pero bien, no como Valerio. De repente quitó la lengua y me la puse detrás, yo quería que parase porque tenía miedo que me hiciera daño, pero deslizó adentro sin darme cuenta, sin dolor. Con la mano siempre adelante y el su polla siempre detrás, yo gozaba como una loca y me corrí unas cuantas veces. Al final se corrió el también, gritó e me besó la espalda y el trasero.

Después de aquel día Simón desapareció y mi madre seguía pensando que yo era virgen. Yo pero seguía pensando en el, en Simón.

Hacia el anteúltimo año de escuela, había siempre aprobado con buenos resultados.
Mi madre tocaba siempre las pelotas, no podía regresar mas tarde de las diez, tenía que ducharme todos los días, cambiarme las bragas todos los días e estudiar, estudiar, estudiar, que aburrido.
Un día estaba en casa con fiebre y mi madre estaba en la tienda. Yo estaba mirando los dibujos animado de la mañana y sonó el timbre. Era Simón, sorprendida lo dejé entrar.
-¿Adonde coño a estado todo este tiempo?- Le pregunté
-¿Te apetece hacerlo?- me contestó.
Era siempre muy directo.
Yo estaba con un chico que no me gustaba mucho, pero me llevaba a dar vuelta y pagaba siempre el, me iba bien, pero Simón… creo que estaba enamorada de el.
Sacó un porro.
Yo nunca había fumado, meno aún un porro.
-Luego sale mejor-
-pero yo no fumo desde un montón.- dije
-No lo cargaré demasiado.-
Tenía la cabeza que me daba vuelta pero me encontraba bien. Lo tumbé y le hice un trabajito que lo oí gozar a tope. Me había entrenado en este tiempo.

Nos quedamos abrazados para algunas horas y yo no me acordaba ni como me llamaba.
Otro porro.
Mi habitación estaba llena de humo y yo estaba bien. Lo hicimos otra vez y otra, y luego otra vez.
De repente se abrió la puerta de casa y enseguida apareció mi madre en la puerta de mi cuarto. Me miró y abrió los ojos tanto que tuve miedo que le saltarán de las orbitas, empezó a gritar como una loca, pero nosotros nos pusimos a reír. Ella cogió la ropa de Simón y la tiró fuera de la ventana, luego se nos acercó y agarró a Simón por el pelo y mientras le pegaba, creía de ver cientos de manos que se movían a la velocidad de la luz. Le empujó fuera de la cama, de mi cuarto y de casa. Le dio una paliza, que creo que todavía ahora se la acuerda. Simón desapareció otra vez.
Yo también cogí una paliza increíble, pero no podía parar de reírme. No hablamos para un montón de tiempo, estaba siempre enfadada. En Navidad nos fuimos a la cama a las diez para no hablarnos. Un día, cansada de este clima tenso que se respiraba en casa, le dije que lo sentía y que estaba verdaderamente arrepentida y que nunca volvería a hacerlo. No era verdad, pero no se podía vivir en aquella situación. Mi madre se lo creyó y regresó la de siempre, toca pelota, pero alegra, por suerte.

Hacia el último año de la escuela. Eran las vacaciones de semana santa y a mi las cosas me iban muy bien, mi madre seguí como siempre, pero iba bien.
Seguía hiendo a la heladería, venía siempre también Valerio que seguía coladito conmigo. Estaban Joan con Patty, una chica que se habían follado casi todos lo chicos de la escuela y ahora quería follarse también la gente de la heladería.
Pablo era el dueño de la heladería y era gay, pero me quería. El era siempre tan dulce con migo y me llamaba –mi fresita-.
A menudo hablaba con el sobretodo cuando hacía novillo a la escuela, hablábamos de todo, también de sexo.
Fue el a explicarme como volver loco un hombre en la cama y cosas como esa.
Una tarde, en heladería encontré, Pablo con su novio e la zorra de Patty que estaba intentando insinuarse a Pablo.
Evidentemente ella no sabía, pero lo estaba intentando y Pablo parecía que le siguiese el juego y el novio, de Pablo, también.
En un rincón, estaba también Simón que estaba solo y observando le avance de la pobra Patty, más ciega que nunca. Me acerqué a Simón.
-Hola Simón, es un montón de tiempo que no te veo…-
- No me toque las bolas con tontería y sígueme al baño-
Yo pensé que quería hacerlo en el baño, pero el sacó una bolsita de plástico llena de polvo blanco, una cuchara el mechero, medio limón y una jeringuilla.
Me dijo de sujetarle bien fuerte el brazo y…
No se chutó todo lo que estaba en la jeringa.
-Quiere?....-
Yo no quería, pero Simón me miraba. Su mirada tan dulce casi indefensa.
El baño era tan pequeño que, Simón, con la rodilla estaba apoyado al muro y el culo al lavabo. Yo estaba cerca de la puerta y le acariciaba la cara. El me cogió la mano e subió la manga de la blusa.
-Es mejor que follar…-
Mi piel, la jering, yo, no, cuando,,, perfe…es,,que,,per,,,o, ,

Aquella vez, Simón, no se fue.
Mi madre estaba en la tienda pero yo sabía donde tenía el dinero.
Omar, un tipo que había conocido fuera de la escuela, me la vendía buena.
Había dejado la escuela, la heladería, Joan y mi madre, ella sufrió más que todos.
Había ido a vivir en el monolocal de Simón, un agujero de mierda. Mi madre había venido ya mas de una vez, pero yo siempre l’había rechazada. Una vez vino también con la guardia civil que me llevó a casa de mi madre porque no era todavía mayor de edad, pero me escapé y regresé de mi Simón.
Otra vez mi madre vino con la policía, pero ya había cumplido los dieciocho y les mandé todos a tomar por el culo, no podían hacer nada.
Mi madre nunca volvió.
Yo y Simón, una noche, nos estábamos pinchadnos en el coche y el se chutó todo lo que había conseguido. La había pagada yo, no podía hacer así. El dijo que luego habríamos follado, pero no era como hacia tiempo, no hacia más esas cosas, era rápido e yo casi no sentía nada, no me emocionaba más. Era un montón de tiempo que no gozaba, para el era suficiente que se corría el….
Estábamos juntos desde hace un par de años creo. La gente del edificio donde habitábamos nos miraba siempre mal porque éramos drogados, pero no tocábamos las pelotas a nadie.
Oía las mujeres que hablaban en el pasillo, decían que debíamos solo morir, que alguien tenia que tirarnos a la calle, que éramos un peligro por los chiquillos.
¿Pero porque estaban enfadados con nosotros?
La señora de la segunda planta, todos los miércoles por la noche, tenia una fiesta hasta la amanecer y hacia un ruido increíble, pero nadie decía nada ¿Porque?
Porque somos drogados de mierda y nadie nos quiere cerca, Yo, pero, le he visto. He visto el hijo del conserje que fumaba porros con los amiguitos adentro de los aparcamientos y se quedaba tonto para horas en las escaleras del palacio. Pero la madre no lo sabía, para ella nosotros éramos los drogados. Nosotros que nunca tocábamos las bolas a nadie.

Consiguieron a tirarnos a la calle también da el agujero de mierda del apartamento de Simón solamente porque no habíamos pagado dos veces el alquiler. No teníamos un duro. Nos habíamos “chutado” también el coche, habíamos llegado a robar lo radiocasete de los coche, pero tampoco los marroquines no pagaban una mierda. Con la historia del frontal extraíble nos hacían un montón de historia.

Robamos en una papelería y nos compramos lo suficiente para una ronda da un tipo que conocía Simón.
Omar lo habían encerrado.
Me chuté primera, pero le dejé más de la mitad…
En aquel periodo Simón Había empezado a hablar de la muerte, de cuento pudiese ser hermosa, liberatoria y definitiva. La estaba buscando, pero decía que era demasiado cobarde para suicidarse.

Se quedó con la aguja en el brazo, la boca abierta llena de baba y los ojos abierto, la policía dijo que murió de overdose.

Mi madre la palmó una tarde de julio creo y la casa la cogió el tío Alberto que no podía verme. Me había quedado sola. Mi Simón había muerto, Pablo y el novio habían vendido la heladería y quien sabe adonde estaban ahora. Las otras personas que conocía me habían dado una patada en el culo. Me habían llamado drogada y puta. Lo que me hacía enfadar era que tenían razón. Me vendía para pocos duros, lo que me hacía falta para comprarme una dosis, pero poca gente se ‘hace’ una drogada.

Puedes que aquel jilipolla de Simón tuve suerte a morirse.

No comía, desde mucho, ni me acordaba cuando fuera la última vez que había comido, me dejaba follar para pocos duros para comprarme el chute y nada mas.
Un día buscando cliente vi Valerio con una chica en un coche gigante parado al semáforo.
Cuando lo dejé se quedó como un perro abandonado. Estaba loco de mí el cretino. No me reconoció o puedes que no me vio. Fui a su casa, pero su madre me dijo que ahora vivía en la calle doctor Rodríguez y me cerró el telefonillo.
Ni sabia donde estaba esta calle Rodríguez y no la busqué.
La mañana de un par de día después estaba pidiendo dinero a la gente, cuando me lo encontré delante. Era más alto de lo que me acordaba, o puedes que yo estaba encogiendo, tenía un traje elegante gris oscuro, con una camisa blanca y una corbata violeta. Tenía el pelo todo arreglado, yo ni me acordaba la última vez que me lo había lavado, y una sonrisa sincera.

Diana? Eres tu? Casi no te reconocía. Me dijo

Hola, Vale, mira… tienes… un par de moneda… en esto momento… no tengo un duro y
m..mm.., mañana te lo devuelvo…
Pero Valerio, me miró se puso serio e me llevó en un bar allí a lado. Nos sentamos y hablamos, hablamos tanto que no me acordaba cuanto era bonito estar con alguien que te escucha.


Son diez años que no me chuto y mi hija Denise frecuenta el primer año de una escuela privada de monjas.
Yo y Valerio nos casamos y fuimos a vivir juntos desde hace ocho años. El sabe todo de mi y ahora estoy feliz o estoy feliz de no estar más en aquella mierda. Valerio ha sido bueno con migo y es fantástico con la niña … No lo quiero, nunca lo he querido, pero…

Cuento - Ciclo -

- El tesoro dulce de paz en el útero de la tumba
se acuna más pesado que un sueño de la noche -

Estaba regresando a mi país después de treinta años, todo parecía inalterado, las granjas que estaban cerca del ferrocarril siempre eran iguales y las personas, aunque no eran la de los viejo tiempo, siempre tenía la misma expresión. No había ningún ruido de automóviles, se oían sólo los tractores que cansadamente viajaban en los campos. Una escena romántica poética casi, una larga extensión de trigo sólo movida por el viento. Todo era paz. Empecé hacia el camino principal del país dónde habría encontrado de nuevo el único restaurante, bar que de niño veía siempre vació, y hoy también aparte dos viejos granjeros que bebían vino con la excusa jugar a las cartas las, no había ninguno mas. Entré pidiendo permiso y una señora de las maneras corteses me dijo de pasar, yo le pregunté si podía haber un vaso de agua, ella sonrió y me sirvió preguntándome - ¿De dónde usted viene? - Yo contesté - yo soy de Frankfurt, estoy aquí debido a mi tío, el doctor Peter Gurich, difunto hace poco y me dejó su casa. - La mujer bloqueó los ojos como si hubiera visto un fantasma y me dijo – Entonces usted sería el sobrino del doctor... el pobre doctor... era tan bueno... el pobre doctor... Ayudaba a todos, hombres y animales... el pobre doctor... ciertos tenía sus manía, mire,,, no quería que nadie estuviese en su casa ... el pobre doctor. Ahora es un año que ha desaparecido, pero se dice que el espíritu del el todavía está en esa casa para este todavía nadie había entrado. - Yo escuché interesado la historia de la mujer, en realidad sabía tan poco de él así, que quizás un poco de información más me habría hecho entender el motivo de su desaparición. Acabó de beber y empecé andando hacia las casa. Puse unos pocos minutos antes de la avenida que se dirigí hacia la casa de el tío. Un cartel de madera, ahora comido por las polillas, que trajo una escritura hecha con el barniz negro a las pinceladas irregulares, dijo – médico del país -... es esta... Tomé la avenida con decisión. De niño, durante las vacaciones, vine a encontrarlo a menudo y en el fondo de mi memoria, todavía conservaba algunos recuerdos. L final de la calle se veía la casa imponente pero humilde de un color amarillo, un desvaído y sucio amarillo. Cuando llegué vi el estanque pequeño de lo cual me había olvidado la existencia, me acerqué y miré en el, vi el reflejo de mi imagen también inmóvil, parecía un espejo, me di cuenta que para cuánto yo me esforzase no conseguía a mirar a través de el agua que parecía completamente negro, parecía no querer ser penetrado. Me recordé que cuando era un niño, a mi y mis amigos nos prohibieron categóricamente el solo echo de acercársenos. Mi curiosidad era fuerte casi como hace treinta años, acerqué la mano, pero a mis hombros oí una voz, un suspiro, de repente me di la vuelta, pero no vi nada, buscaba con la mirada pero nada, estaba solo, completamente sólo. Me dije que era mi imaginación que me hizo algún chiste... - El viento, pero ciertos hubiera sido el viento... -
Me acerqué al patio, la casa no parecía demasiado en mal estado. Subí los primeros escalones para alcanzar la puerta, mi sentimiento de inquietud aumentó, pero no podía asustarme para alguna creencia de pueblo, era un hombre de ciencia como mi tío y como tal no me podía dejarme cogér da de las supersticiones. Recogí el valor y la razón que tenía y agarré el bulto de la puerta. Estaba helado, le di la vuelta y empujé. Se abrió sin hacer ruido, como si los hubieran engrasado hace poco tiempo, vi en el interior, una gran entrada en que se apoyaban cuatro puertas y una gran escalera que llevaba a las alcobas, decidí entrar y dar una vuelta en la casa. Abrí la primera puerta que encontré en la izquierda. Las contraventanas estaban cerradas, había algunos agujeros que dejaban pasar algunos rayos de sol y todo parecía más oscuro y tenía, de nuevo, inquietud. Sufrí un vértigo.
Fui a las contraventanas y la abrí, el cuarto se iluminado. Era evidentemente un salón. Había una librería llena de libros de medicina... la misma voz de antes, el mismo suspiro, me volví y vi dos ojos enormes que me miraban, me asusté, hice un paso atrás y aullé... era sólo un cuadro de el abuelo. En hacer el paso atrás, atropellé en una mesita que dejó caer algo metálico, era una llave. Una llave extraña, no era como todas las otras de la casa, ésta era toda negra y en el aro tenía un dibujo extraño a su interior. La mesita llevaba algunas señales de quemaduras como si alguien hubiera permitido quemar un pedazo de papel y eso se extinguió dejando sólo el polvo. Me puse en el bolsillo la llave y seguí echando una mirada alrededor. Entré en la segunda puerta. Era la cocina, Continué la inspección de toda la casa. Entré en la puerta delante de la cocina, me encontré en el estudio con todos los textos de medicina legal de tío, algunos eran de lo textos que ya no usaban mas. Me senté en el sillón del escritorio y abrí los cajones pero no encontré nada interesante. Alcé los ojos para ver fuera y me di cuenta que estaba oscuro, el hambre empezó a hacerse sentir, era allí desde la mañana y no había comido todavía, el reloj señalaba las veintiuno y no sabía qué comer. En las creencias de la cocina no encontré nada y ahora el bar estaba cerrado. No tenía posibilidad de comer, habría hecho bien quizás, ir a dormir, para que la mañana siguiente me pudiese despertar pronto y hubiese podido echar una mirada alrededor bien. Me sentía al cuánto perdido, pero después de todo, que podía pretender era un día entero que no comía... la noche traerá sugerencia. Los ruidos de las escaleras de madera a cada paso y la luz tan delgada y temblorosa de las velas no me permitieron ver los contornos de las paredes exactamente. Había los cuadros y esculturas que adornaban, pero todo era demasiado oscuro para poder verla bien, llegué encima de las escaleras que se abrieron en un corredor que continuaba a la derecha y a la izquierda.
Me quedé delante de una y abrí. Era todo oscuro y un olor afilado de fieltro de molde, intenté encender la luz que reaccionó para un momento, tanto para ver un cuarto bastante grande con una cama. Cerré de nuevo y fui a la puerta siguiente. La madera del suelo que se plegaba bajo de mi peso y las alfombras, levantaban nubes de polvo a cada paso. La luz débil permitió vislumbrar algunas manchas de cobertizo húmedo en las paredes y todo estaba absorto en el silencio, excepción de mis pasos. Me acerqué a una nueva puerta, da ella, llegó una brisa ligera, abrí y encendí la luz. Era una alcoba. Una cama grande sin mantas y un armario con las contraventanas abiertas era todo esto que se podía ver. Entré por poder ver mejor... otro vértigo. La ventana estaba cerrada, pero uno de los vidrios que compone van la contraventana estaba roto, desde allí entraba una dulce brisa. En este cuarto nadie vivió ya hace mucho tiempo... de nuevo el vértigo y ahora algo que me observó da el alto, me senté en los pies de la cama y una nube de polvo se levantó deslumbrándome, no podía respirar, corrí fuera y mientras estaba corriendo, con la cola del ojo, miraba el candelabro, unas sombras revolvieron. Tosí y miré el candelabro pero no había nada, revolvió para un segundo pero nada, no había nada. Me quité el polvo que tenía y continué el corredor. La puerta de frente se abrió o yo la empujé quizás, encendí la luz, era un baño normal sin nada, lleno solo de polvo, en la tina había algunos bichos que corrieron para esconderse en el descargo asustado por la luz. Abrí la última puerta de este lado del corredor que era el cuarto de la cama del tío. Entré cautamente, de nuevo el vértigo, ahora más fuerte el candelabro que revolvió con fuerza y una ventana se abrió rompiendo algún vidrio, pero las contraventanas estaban cerradas y el resto del cuarto estaba inmóvil. Me recuperé y fui hacia la ventana, abrí y entró en un hilo de viento que parecía refrescarse, quién sabe la casa entera de cuánto tiempo estaba cerrado. Me acerqué al armario y lo abrí. Las contraventanas rechinaron, al interior encontré los trajes del tío, algunas cajas de metal y en un cajón de las envolturas de metal para los puros, de los dientes humanos en una caja y otros objetos pequeños, cosas que para un médico son bastante normales. Los trajes viejos del tío eran todos llenos de polvo, pero en bueno estado.
Yo me sentía observado. Me sentía así desde que había entrado en la casa. No quise darle peso al principio, como hombre de ciencia, pero ahora... el sentido de inquietud que tenía estaba predominando mi sentido científico. Nunca había estado en una situación similar.
Me volví, y vi algunas sombras negras pequeñas casi revolvieron sorpresa insertándose rápidamente en un crujido de la pared.
Respiré hondo y me tranquilicé, pero el polvo era demasiado y tosí.
Una...
Dos..
Tres veces.
Ahora todo era más limpio, el polvo parecía se hubiese marchado solos. Como si hubiese permanecido para proteger la casa durante este tiempo.
Me senté en la cama y permanecí a observar inmóvil el cuarto del tío.
Estampas de los ochocientos de Berlín, algunas fotografías viejas del mar a Flensburg, nada interesante.
No tenía idea de qué ora habría podido ser. El reloj era parado de no se cuando, no me había recordado de recargarlo.
Estaba cansado, muy cansado. Me tumbé en la cama y dormí.
A la mañana, los rayos del sol entraron de las contraventanas con una dulce brisa que refrescó el cuarto que me inducía a quedarme tumbado. No había ningún ruido, ni automóvil ni fábricas.. Todo parecía tan irreal.
¡Ohi!
El estómago se hizo sentir. Pensé de regresar el país para desayunar.
El aire era fresca y la casa había asumido un no sé que de familiar. También el charco de agua fuera de casa no parecía dar tan miedo como el día ante… El estanque.

El pueblo era en plena actividad. Aquí todos se despiertan prestísimos.
Era agradable caminar en el medio de las calles sin asfaltó de el pueblo. El olor del trigo era tan intenso que casi aturdió mi nariz no acostumbrada.
El bar del pueblo.
Algunos granjeros, bebían cerveza al contador y la cosa me sorprendió, pero me di inmediatamente cuenta que era primera ora de la mañana solamente para mi, para ellos era casi ahora del almuerzo, en el pueblo todos se levantan con la primera canción del gallo, ni siquiera yo l’había oído. Pedí el desayuno y la mujer que no me hizo acabar, que me trajo tanta comida que habría podido estallar, entonces me preguntó: ¿- se quedará mucho en nuestro pueblo? ¿Sabe que nosotros no tenemos el médico y nosotros pensábamos que ustedes... para abreviar... nosotros no tenemos mucho dinero, pero nunca le haremos faltar nada...eh? -

No demasiado sorprendido por la pregunta yo permanecía en el vago. De toda forma, ese lugar me gustaba. - Yo creo que yo permaneceré hasta que desde Berlino no enviarán un nuevo medico. - La mujer se marchó satisfecha dándome unas caricias familiares en los hombros.
Acabé de comer y fui de nuevo a alojar, en el bolsillo tenía todavía la llave que había encontrado el día antes. La miraba e intenté recordar donde había visto el dibujo del aro, pero mi memoria no me ayudó. Yo llegué delante del estanque pequeño y miré dentro, una vez más ese suspiro detrás de mis hombros, escalofrié y me miré al rededor pero no estaba. Volví a entrar en la casa, nada era cambiado, todo parecía ser como ayer lo había encontrado, pero algo se me escapó. Había visto algo que me hubiera ayudado a entender lo que estaba pasando, pero no recordé. Fui a la librería del tío. Me convencí que la solución de mi enigma realmente la habría encontrado allí y así fue.
La tapa de un libro tenía la imagen del aro de la llave que yo había encontrado. Lo abrí al azar y leí:

Estaba cansado, muy cansado. Me tumbé en la cama y dormí.
A la mañana, los rayos del sol entraron de las contraventanas con una dulce brisa que refrescó el cuarto que me inducía a quedarme tumbado. No había ningún ruido, ni automóvil ni fábricas.. Todo parecía tan irreal.
¡Ohi!
El estómago se hizo sentir. Pensé de regresar el país para desayunar…..

Cerré el libro y me senté en el sillón allí cerca... no era posible. Lo que estaba pasando... Volví a abrir el libro a las últimas páginas, pero la encontré en blanco, entonces pasé las páginas hacia atrás hasta que no encontraba escrito y leí:

- Cerré el libro y me senté en el sillón allí cerca... no era posible. Lo que estaba pasando... Volví a abrir el libro a las últimas páginas, pero la encontré en blanco, entonces pasé las páginas hacia atrás hasta que no encontraba escrito y leí: -
El estómago me apretó tanto que vomité al suelo. Cogí el libro y miré la tapa, no había ningún título, solamente el dibujo del aro de la llave y poco debajo un pequeño círculo. Qué podrían ser... El estanque pequeño... cierto, el estanque pequeño. Salí dejando el libro en el escritorio.
Cerca de una piedra, al lado del estanque, era allí, un agujero pequeño, inserté la llave y le di la vuelta, el agua del estanque ondéelo. Miré dentro... Niños que jugaban alrededor de un charco y un hombre, un poco lejano, los llamaban... Era yo, era yo de niño... Que sentido tenía todo esto? Me levanté la manga de la blusa e puse la mano adentro... una sensación de frescura, casi de frío. Retiré la mano casi inmediatamente, pero no había más a su puesto un tocón goteando sangre pero sin dolor. Me estaba volviendo loco pero seguía sangrando, tenía que entrare y vendarme el tocón. Tomé una toalla y me vendé, luego cogí un papel en que envolví la llave que me puse en el bolsillo. Ahora tengo que ver lo que hay del otro lado del estanque pero nadie tenía que poder usar esta llave, vendrá conmigo. Otra vez el suspiro, no se porque pero tenia que apresurarme tenía que salir por concluir mi plan, tropecé de nuevo en la mesita. Esta vez habría entrado con los pies y habría descubierto todo, lo sabía, lo sentía. Llano mi cuerpo hundió inexorable de repente oí algunos pájaros y los niños correr, pero su gritería cambió en una queja, un lamento de dolor al cual se juntó el mío. Mi cuerpo estaba siendo destrozado... nadie probará mas este dolor... Me toqué el bolsillo en que yo había insertado la llave y no había, había desaparecido..
.
... Una mesita en una estancia pequeña con las contraventanas cerradas y una llave apoyadas sobre un mesita... un libro con la imagen del anillo de la llave y en el interior una sola palabra...
Fin...


Estaba regresando a mi país después de alrededor de treinta años, todo parecía inalterado, las granjas que estaban cerca de el ferrocarril siempre eran iguales y las personas, aunque no era la de los viejos tiempo, siempre tenía la misma expresión….

Algunos cuentos...

UNA MUJER PARA PABLO

La seis y treinta de la mañana.
Marcelo, había regresado mas temprano de lo usual, también hoy con una chica diferente. Nadie en la casa era despierto o así parecía.
Pablo abrió un ojo y miró la nueva chica del amigo, posiblemente era una de las mas guapa entre todas la que Marcelo se había traído a casa.
¿Como conseguía a no despertare Victorio?
Ello dos dormían en el mismo cuarto, no se podía entenderlo.
Pablo dormía en el sofá cama del salón, no tenía mucha privacidad, pero nadie se quedaba mucho en casa y además entre semana, Victorio iba a dormir muy temprano y Marcel la noche no estaba nunca.
Victorio y Marcelo, tenían vida diferente. El primero era funcionario de un banco, preciso, maniático del orden, ordenado también en el orden cromáticos de las corbata, todavía en su envoltura de plástica. El segundo, extremo opuesto del primero desordenado en todo lo sentidos.
Los dos, para mantener una situación donde se podía vivir habían pintado una raya roja que dividía el dormitorio en dos parte. La parte de Victorio parecía nueva, cada jueves ponía cera al suelo y a los muebles el viernes cambiaba la sabana, una vez al mes sacaba todo da los cajones y del armario y lo limpiaba completamente dentro y fuera y luego reponía todo perfectamente en orden según del color y de las frecuencia de utilizo.
El lado de Marcelo, era un caos de ropa y cosas. L suelo era una única alfombra de, calcetines, calzoncillo y blusas todavía sucia de pintalabios, chaquetas atadas a corbata de todos lo géneros, facturas y documentos varios tirados en el armario. Fotografías pe grupos musicales que nadie conocía, y fotos de sus viajes Japón, América, Nicaragua y muchas más.
Marcelo hacía el manager y cuidaba la relaciones de algunos grupos musicales, o eso es lo que se esperaba hiciera. Su vida empezaba alrededor de las dos de la tarde bebiendo el café que Pablo, como todos los días les preparaba y terminaba alrededor de las seis y media siete de la mañana, cuando, como su costumbre, regresaba con una chica diferente.
Victorio era, como ya dije, un funcionario de un banco, Novio ya desde hace sietes años con Roberta, también ella funcionaria de banco, el mismo, y tanto precisa como el. Los dos estaban buscando casa desde un par de meses y no es tan complicado entender que habían ya planificado sus vidas hasta el más pequeño particular.
Pablo, un estudiante reticente, ora quinto año fuera curso en filosofía y parecía no tener ninguna intención de terminar. Apasionado de filosofías y religiones orientales, había pegado a la pared póster del Buda de Ghandi de representación del Nirvana, frases china de quien sabe cuales enseñamientos. Parecía no tener una gran vida social si se excluyen los empleados del supermercado y algunos compañeros de la universidad. Pablo no trabajaba, mejor no tenia nada de fijo, Hacía algún trabajito de vez en cuando que le permitía pagarse los estudios, pero no para pagar también un alquiler y el resto. Así, para agradecer las hospitalidad de Marcelo y Victorio, ordenaba la casa y haciendo todo lo que era necesario en casa.


La una y diez de la tarde

Faltaba un día al cumpleaño de Pablo. Marcelo había concertado una cita al restaurante con Victorio y Roberta.
Marcelo tenia ya un buen retraso, sin embargo los otros chicos ya habían llegado y Roberta estaba ya bastante nerviosa.

-pero no puede ser que todas la veces tiene todo ese retraso. Luego llega con el aire del gran señor y no pide tampoco perdón-

Victorio intuyo che habría sido un Calvario aquel almuerzo. Roberta se habría enfadada con Marcelo y Marcelo habría contado algo para hacerla enfadar mas y en todo eso solamente el la habría pagada, Se necesitaba una mediación.

-Cariño. Conoce a Marcelo, ha nacido en retraso.-

Roberta se dio la vuelta más nerviosa aún.

-Ahora le defiende también, te está estropeando.-

Marcelo entró en el restaurante saludando algunas personas sentada al la mesa cerca de la puerta y como siempre estaba acompañado da una chica que no era la de la mañana. También Victorio se había dado cuenta.

¡Hola chicos! ¿Conocéis Pam? ¡ Es el astro naciente de la música italiana le había prometido que almorzaríamos juntos y la llevé!

Una mirada de odio llegaba da Roberta que golpeó Victorio lo cual intentó concluir el almuerzo lo mas pronto posible.

.Bueno, Marcelo, que queremos hacer para el cumpleaños de Pablo? Yo y Roberta habíamos pensado a un reloj que hemos visto en…-
-Pero que dice! Pablo no lleva reloj nunca lo has llevado! Yo tengo un regalo súper,…reloj!! Puff..
Este año carne, carne viva! Una fiesta bonita con sorpresa final.-
-Pero, ya es complicado vivir en tres personas en nuestra casa imagina una fiesta, y además con quien que no conocimos a nadie de sus amigos, siempre que tenga otros a parte de nosotros dos.-
-Primero, no la hacemos en nuestra casa, vamos a casa de una amiga mía. Segundo, esa amiga será el regalo para el. Tercero, la gente la llevo yo.-

-Tu amiga es el regalo? En que sentido?-

-Quiero decir que una chica guapa como Eloisa pondrá la pila también a mister filosofía oriental.-

En esta ultima afirmación, Roberta, no aguantó mas.

-Tu está loco! No puede ‘regalar’ una chica. Estamos en el siglo veinte, la mujer objeto no existe mas.-

-No te preocupe ‘esa’ tiene una ‘hambre’ de po…. Sexo!-
-Ya basta, no consigo a entender con que razonas, y sobretodo si razonas! Y, usted, señorita?-
Refiriéndose a la chica que acompañaba Marcelo.

-No te parece exagerado todo eso?!-

La chica levantó la mirada y miró a Roberta con suficiencia.
-Bueno, depende del hombre.-

-Ya está suficiente, no puedo aguantar mas, me voy!-
Victorio intentó coger Roberta para un brazo, pero ella ya se había levantado.
-Jodér! Marcelo ya lo sabe que la hace enfadar cuando hace este tipo de discurso.-
-Y tu no defenderlo siempre!-

Da el fundo de la sala Roberta se había vuelto hacia Victorio.
Marcelo, de su parte no aflojaba, la idea de la noche de sexo para Pablo será, para el, el mejor regalo que le se podía hacer. Victorio intentó disuadir el amigo, pero sin demasiada convicción, porqué, de toda forma, también a el le gustaba la idea. Roberta salió del restaurante gritando y insultando Marcel, Victorio la siguió pocos minutos después.

-Bueno le has explicado que no puede hacer una cosa como esa?-
Victorio abrió los ojos y levantó los hombros.
-Que??? Entonces tu también estas de acuerdo con el!!!-
Roberta se dio la vuelta y empezó a caminar siempre más rápido, y ahora más furiosa que nunca.
-Pero anda, sabe como he hecho Marcelo, cuando se pone en la cabeza algo no se consigue a hacerle cambiar de opinión.-
Roberta se volvió de repente con los puños serrado.
-No puedes porque no quiere!
Victorio la dejó irse, sin insistir mas, era inútil seguir discutiendo.

La una y cuarenta del mismo día.

Pablo estaba regresando con los bolsos de la compra cargadas. Aquella mañana había sido particularmente feliz. La panadera le había regalado un trozo de pizza, en la librería había llegado el libro de la filosofía del Kitai que esperaba desde seis meses y el perro de los vecinos era gustosamente calladito.
Había echo la compra para la semana, comprado los calcetines para Victorio, y un par de calzoncillos para Marcelo. Entró el la casa que estaba inmersa en el usual ordene vivido, tenia que limpiar los platos y luego podía dedicarse a su libro.
Puso los calcetines en el relativo cajoncito cerca de las del mismo color y buscó un sitio relativamente decente por lo calzoncillo de Marcelo. Nunca se abría dado cuenta que tenia un par de calzoncillo nuevo.
Cerrando el armario una carta resbaló en el suelo. Era el correo de un amigo…era privada… la curiosidad era mucha…demasiada. Que podían, la chica de Marcel, podían escribirle.
Llegaba del Japón y en el interior llevaba una foto. La leyó-
Asombro.
Un segundo de desmayo.
El timbre, una, dos , tres, veces.
Puse la carta en el bolsillo y fue a abrir la puerta.

La dos y doce de la tarde

Roberta entró haciendo un medio saludo.
-No puedo mas,,, no lo aguanto mas!...-
Caminando hacía la cocina como fuese su casa.
-Hola Roberta, que tal?-
Contestó Pablo calmado, que ya había intuido.
-Mira, no quiero hablar…-
Roberta se había quitado el abrigo y había entrado en la cocina y Pablo le indicó la silla.
-Venga… que te ago un café así hablamos un poquillo?, Que pasó?-
-Es culpa de Marcelo, es un irresponsable, no fiable, machista y quien tiene mas, mas le ponga! Además tiene una mala influencia con Victorio.-

Fue una larga séquela de insultos, que permitieron a la chica de desahogar todo la ‘malalche’ que tenía hacía Marcelo.
Pablo se puse mejor las gafas y sacó la carta del bolsillo y se la acercó. Roberta todavía media enfadada leyó y blanqueó ella también.

-Caro Marcelo, ya es un año que no nos vemos. Tengo muchas cosa que decirte que no se por donde empezar, espero ante de todo que pueda venir para acá en diciembre, también porque mis padres querían verte, pero sobretodos querían verte tus hijos. Jaime te da las gracias por el regalo de su cumpleaños y …. …
…..de toda forma te esperamos todos pronto.

PS.
Tu talones llegan siempre, como siempre, puntuales. Gracias

Jaime and Victor
We love you
June


-Bueno, que me dices?-
Roberta no dijo nada, no hacía falta.


Las nueve y treinta de noche

Marcelo estaba en un local lleno de gente del centro de la ciudad, sentado en una mesa con una chica.
-Bueno, confirmadas las tres semanas en lo Shoking y lo estudio de grabación entro de un mes. Come siempre mi comisión es del treinta por cien…-
-Que? El treinta por cien?-
Casi enfadada la chica.
-No te parece de exagerar?-
Marcelo apoyó despacio la copa en la mesa.
-Mira, si no estuviera yo, tu y tu grupo regresarías a tocar en el garaje de tu padre! Entonces no montarte la cabeza, todavía no es el momento!-
Ella se levantó con aire de desafió, pero la expresión segura e decidida de Marcelo era mas que convincente.
-Ahora vas a prepararte que empezaos entre de diez minutos.-
La chica se fue hacia la barra de donde llegaba un hombre en los cincuenta años, muy bronceado con una blusa blanca larga.
-Marcelo, que pasa? Te he visto hablar con la cantante, hay problemas?-
-Que no! Mi Caro Alejandro no hay problema, ningún problema.-
Sacando una de las mas grande sonrisa de la historia.
-Mira cuanta gente te he traído-
-Si!, ya mucha.-
-Ya verás que siempre será así, tienes que confiar en mi!-

La camarera era ya la tercera vez que pasaba en frente de la mesa de Marcelo y el lo había notado, era una de aquella ocasión que no se habría perdido. Alejandro se levantó da la mesa todavía un poco perplejo, pero satisfecho.
Marcelo se quedó sentado observando el local que en efecto estaba lleno de gente. Estaba particularmente satisfecho de cómo había salido la noche, ahora era el momento de pablo.
-Carne, este año carne!-
cogió el móvil y…
-Bueno. Eloisa eres tu? Soy Marcelo…Mira tiene algo que hacer mañana por la noche?-
-Que? Tienes un buen coraje a llamarme! Te esperaba la semana pasada. Había preparado la pizza y tu no has tenido tampoco la decencia de llamarme para decirme que no venia. Y ahora me pregunta..-
Marcelo la interrumpió
-Cariño, mi amor. No pude!-
-Si!, ya, todos dices así, pero luego…-
-Tiene que creerme. La semana pasada, casi debajo de tu casa, fue atropellado da un coche.
-oh dios! En serio?!-
-Nunca te mentiría. De toda forma fue traslado en el hospital y no podía moverme. Te había comprado aquello dulces que te gustan mucho…

Diciendo eso, Marcelo sacó del bolsillo una pequeña agenda. La abrió e pasó la pagina rápido hasta una pagina donde estaba escrito el nombre y apellido de Eloisa, con sus características físicas sus gustos por cualquier cosa, por ejemplo…’se vuelve locas por lo dulces a la crema…’ La lista seguía por lo meno tres paginas.

-…aquello dulces a la crema.-
-Lo siento mucho yo pensaba te fuera olvidado. Te he tratado tan mal…Dime necesitas de algo voy a ayudarte? Estas todavía en el hospital?-
-No,no espera pudiera ayudarme en eso, escucha, que hace mañana por la noche?-
-Mmmhhh, mañana … Nada estoy en casa sola, que tenia en mente que hacer.-

Acordarse de los particulares mas insignificante ayudados siempre da una buena mentira funciona siempre con las mujeres.

-Pensaba de pasarme para allí con un par de amigos y una botella para pasar un rato junto, te apetece?-
-Pues claro, como podría decirte que no?-
-Mira…habría otro favor da pedirte..
Izo una pequeña pausa en atesa de un signo de acontecimiento.
-Tengo un amigo que cumple los años mañana y me gustaría que tu fuese un poco cariñosa con el. Sabe nunca ha sido con una verdadera mujer, una dulce, sensible, cariñosa y maravillosa…-
Cariñosa cuanto?-
.Cuanto basta para no que se olvide de la noche de mañana para mucho tiempo. Lo cojearía como un favor personal y te lo agradecerías en manera muy particular…-
-Pero no cree que estás exagerando, ir al la cama con un amigo tuyo…-
-..Pero es una cosa muy importante para me, pero sobretodos para el. Ahora está separado desde un año y sus hija has muerto en un incidente justo hace un par de meses, y ya es mucho que…-
-Oh por Dios, que muerte tremenda, además una niña…mmhhh…-
-Hazlo para mi, es verdaderamente importante.-
-Pero yo…Por lo meno es bonito…-
-Gracias, mi amor, es muy guapo, garantizado.-
-Esta bien. Para la diez?-
-Perfecto. Eres la mejor, hasta mañana.-

-Mmmhh, la idea de la niña es poquito fuerte y cruel, pero eficaz tengo que apuntarla.”-

Ahora faltaba invitar la gente para la fiesta, pero esa era tarea simple. Salió al palco cogió el micrófono y anunció la fiesta para el días después y que todos era gratis todo el mundo aplaudí. Marcelo regresó a su mesa. La camarera que para todo ese tiempo lo había mirado, ahora era el objeto de sus pensamiento. Llegó a casa con ella.
Las cuatro de la tarde del día después.

Victorio estaba en su cuarto y Marcel estaba todavía durmiendo. Naturalmente no esta solo.
-Marcelo, levántate! Jesús, Marcel son las cuatro. Yo he cogido la tarde libre para organizar la fiesta y tu estas todavía durmiendo?.
Marcelo abrió un ojo..
-Victorio??!!-
-Que pasa?-
-Acércate-
Victorio se acercó.
-Que coño gritas? Te oigo perfectamente también si habla con un tono normal. Además la fiesta ya esta organizada. Tenemos que ir a recoger Pablo alrededor de las siete en la universidad. Vamos al restaurante de Marco y luego a la fiesta para la diez, estas contento ahora?-

Victorio se quedo en silencio, no sabía que decir. Nunca había visto Marcelo organizarse tan bien. Se dio la vuelta con los puños cerrado e se fue hacia la cocina. Marcelo se levantó a la cinco se duchó y buscó algo para ponerse a la noche.

-Dime, Victorio…-

Recogiendo del suelo una blusa roja

-esta podría ir bajo de la chaqueta negra?-

Victorio lo miró y asintió, La chicas estaba todavía bajo de la ducha que se depilaba con la hojilla de afeitar de Victorio que le había pasado Marcelo.

La siete de la noche


Marcelo estaba listo y la chica de la cual Victorio todavía no conocía el nombre estaba todavía en el baño.

-Marcelo. Nosotros somos amigos desde hace mucho tiempo, pero tu amiga está en el baño, en el nuestro baño, desde tres oras. Ha salido tres veces y la primera, se ha bebido MI café, La segunda se ha comido el ultimo trozo de tarta que me había dejado para mañana y la tercera se terminó la coca cola que había comprado para Roberta. Además había concertado una cita con Pablo a la siete y son la siete y un cuarto. Tenemos un poco de retaso o me equivoco?-

Marcel no quitó la mirada del amigo y abrió mas los ojos…
-De verdad?-

Victorio enrojeció del enfado, estrechó los dientes, pero se contuvo.
Llegaron a la cita con una ora de retraso. Pablo no había llegado aun o se había ya ido. Victorio miró al amigo.

-Has visto se ha ido!!-

Pablo llegó da detrás del coche con otro chicos

-estáis esperando desde mucho?.
Victorio lo miró fijamente,
-Pero la cita era para la siete?-
Pablo se miró alrededor y mortificado contesto a Victorio.
-Es verdad, pero he encontrado Ricardo.-
apuntando hacia unos de los chicos.
-..Y me he quedado hablando con el, el tiempo se me a escapado, lo siento.-
-Pero claro. No te preocupes al final es tu fiesta.-
-Gracias. Puede venir también Ricardo con nosotros?-
-Pues claro que puede venir es tu fiesta puede invitar a quien te da la gana.-
Gracias chicos.-
Pablo y Ricardo se despidieron de todos lo otros chicos y entraron en el coche.

La diez y diez de la noche.

-Chicos es ora de ir. Mi sorpresa para el cumpleaños de Pablo está casi lista.-

Marcelo salió con esta frase después de haber bebido la ultima copa de la quinta botilla de vino. Victorio era medio borracho y la cosa divertía mucho a Marcelo. A mita de la noche había llegado Roberta que se demostró extrañamente a favor de las tontería de Marcelo, pero bastante severa hacia el novio, había bebido demasiado.
Salidos del restaurante Roberta cogió la llave del coche de Victorio.
-Conduzco yo! Esta claro que ninguno de vosotros esta en condiciones de conducir.-

Victorio tenia una sonrisa rara y miraba la novia en manera insistente, Marcelo, abatida las ultima s barrera morales, se había tirado en la chica que se había llevado y que desde cuando se despertó no le había dado muchas importancia. El asiento posterior de el coche de Victorio nunca había sido mas caliente. Pablo y Ricardo, estaban sentados detrás con Marcelo y la chica, miraban hacia fuera de la ventanilla un poco en embarazo.

Las diez y media.

Eloisa abrió la puerta y su cara no prometía nada de bueno. Marcelo si adelantó y la miró en los ojos y sonrió. La chica se hizo impasible para algunos segundos, pero la mirada dulce de Marcelo era irresistible y sonrió haciéndeles entrar.

-Me habías dicho, algún amigo! Han llegado casi treinta personas!-

Marcelo pidió perdón a su manera y ella apreció.

-Bueno ahora dime quien es el muñeco!-
-Lo ves esta apoyado al sofá, aquel con el pelo negro corto y la blusa blanca.-
-Si, lo veo, Bueno por lo meno eso no era mentira, es guapo de verdad.-
-Has visto cariño, ora hazlo beber un poquito y luego…bueno no hay ninguna necesidad que te diga nada verdad”-

La chica lo miró de transverso y se alejó. Pablo estaba ablando con Ricardo. Eloisa se acercó a Pablo y los interrumpió.

-Hola, yo soy Eloisa, la dueña de la casa, tu ..-
mirando Pablo
-tendría que ser Pablo. Marcelo me ha hablado mucho de ti. Y tu?-
Mirando Ricardo
-Yo soy Ricardo un amigo de Pablo.-
Ablando, Eloisa se puso en el medio entre los dos amigos y yéndose saludó los dos con un beso. Pablo pero lo recibió en la boca e Ricardo miró sorprendido el amigo.
La chica se alejó pero no quitó la mirada desde Pablo que se enrojó. Victorio y Roberta estaban ablando y bebiendo con otra gente. Parecía que ella se había relajada hacía todos.

-Victorio porqué no nos vamos a casa?
El chico terminó de reírse y la miró.
-Si! Anda esta noche en casa no hay nadie, están todos aquí e yo he bebido lo suficiente para divertirnos.-
Victorio cabeceó sorprendido.

-Quiere irte ahora mismo?-
-Si!! Ahora mismo.-
-Ok. Voy a decírselo a Marcelo y a pablo puse a caso que…-
Marcelo estaba para entrare en la cocina con una chica cuando vino alcanzado da Eloisa.

-Marcelo di a Pablo que lo espero en mi dormitorio. Ahora!-

Se fue sin esperar respuestas, El chico la miró y luego ablando con la nuevo conquista.
-Entra en la cocina que ti alcanzo sobra la marcha.-

Pablo y Ricardo estaban ablando cuando la mano de Marcelo se puso sobra el hombro del amigo.

-Lo siento interrumpiros. Pablo, Eloisa te necesita, localícela en su cuarto por favor.-
-Su cuarto? Porque su cuarto y que quiere?-
-Pero cuantas preguntas, yo que se, Tu vas y ya está-

Pablo se encaminó hacia el dormitorio de la chica, abrió la puerta y entró. Eloisa estaba tumbada en la cama, desnuda, bajo de la sabana. Gran parte de ella, de toda forma, era bien visible.
-Vamos, cariño, entra y cierra la puerta.-

Pablo seguí

-Ahora vente para aquí-

Se acercó. La mirada de Pablo, ante un poco tímida y embarazada, se transformó en una mirada profunda de un hombre y ce acercó…

Marcelo y la nueva conquista eran casi tumbados en la mesa de la cocina y ella emitiera grititos de gozara. De repente se abrió la puerta y apareció Eloisa.

-La separaciones?!.. La niña muerta?...Eeehh?!?!? Eres un bufón!! Eloisa lo miró y cerró la puerta detrás de si saliendo. Marcel se quedó de piedra, miró la chica que estaba debajo de el y…
-Ponte algo encima que podría entrar alguien mas-
La puerta de la cocina se abrió una segunda vez y apareció Victorio.

-Que pasó? He visto Eloisa que se iba, Posible? Ya terminaron?-

-Es posible. HA entrado me ha insultado, creo, y se ha ido.-

Se abrió la puerta una tercera vez y entró Pablo. La mirada interrogativas de Victorio y de Marcel hacia el amigo se hacían pesada y Pablo parecía listo para dar explicaciones.-
-Bueno, que paso?-
-Bueno chicos es un poco complicado da explicar.-
-Que hay de dificultades, has fallado puede pasar a todos.-
-No, no entendéis. El punto es que yo estoy ya de novio.-
Victorio miró Marcelo con la mirada todavía mas sorprendida.
-Ya está de novio? Y cuando a pasado eso? Desde cuando?-
-Ahora son casi diez años-
-Y quien es? Hace diez años éramos en la escuela juntos, Desde entonces, Desde la escuela, correcto?-
-Si, desde los tiempo de las escuela, pero nunca tuve el coraje para desírvelo.-
Vittorio si levantó de repente, como si se hubiese echado una ducha fría.
-Bhe! Entonces quien es?-
Marcelo hizo señal a Pablo de sentarse y con la sonrisa dijo…
-Espera para mi es La Tosi. La tía que tenia una súper teta y una cintura de abeja. Cuantas noches sin dormir, cuantas horas en el baño…-
-No.-

Victorio cogido da la énfasis de la noticia intentó también el.

-Para mi es la Prici, la del segundo banco toda involucrada con los tema de la filosofía oriental-

-No.-

-Espera, espera, la del tercer banco, como se llamaba? Ciñi, Biñi, no me acuerdo.-

NO, es…-

Espera, no me digas que es la Hernández-

-Quien era la Hernández?-

Preguntó Victorio.

-Si, anda, la que el ultimo año hizo la actuación, el ballet “el lago de los cisnes” y cuando murió todo el mundo regocijó. El monstruo!!!-

-No!-
-El monstruo?-
-NO!!-
-Anda, no me diga que es ella…pero si tenia mas barba que tu.-
-No! He dicho que no!-
.Han terminado las chicas de la clase, de que sección era?-
-De la nuestra. Es Balducio-
-No me acuerdo ninguna Balducio en la clase.-
Pablo exasperado confesó…
-Ricardo. Ricardo Balducio.-

Victorio y Marcelo se miraron desconcertados. Las ultimas palabras que querían decir les murió en la garganta. Un segundo que duró una eternidad. Se abrió la puerta y la cabeza de Roberta se asomó.

-Bueno, Victorio yo te…-
No conseguí seguir adelante, la cara de Marcelo y la de Victorio tenia una expresión tan rara que no le quedó que salir cerrando la puerta sin añadir nada mas.

-Chicos, era mucho tiempo que quería decirlos, pero siempre me ha faltado el coraje y además tenía miedo que usted no habría entendido, pero ahora es demasiado tarde.-

Marcelo se paso una mano en el pelo y se levantó.

-Eres un Jilipolla, Gay o no, eres un jilipolla. Nosotros somos tus amigos y si lo hubiéramos sabido ante, muy probablemente habríamos evitado de hacer todos ese espectáculo con aquella estupida de Eloisa.-

Victorio se acercó

-Desde diez años eres gay y nadie sabía nada. Puedo admitir que non me lo esperaba, pero para mi no cambia nada y para una vez estoy de acuerdo con Marcelo, eres un Jilipolla.-

-Chicos lo siento, pero no sabía, temía que no me hubieras entendido y me habría tenido que buscar otra casa.-

Los tres chicos se quedaron mirándose para un minuto in silencio, luego explotaron en una reconfortante risa. La cara de Roberta se asomó otra vez habiendo oído la risa y se quedó en silencio mirándoles, puedes porque vio lo tres chicos abrazados como cuando eran chiquillos. Victorio los miró y …
-Miraos ahora que todos se ha aclarado yo me voy con Roberta a casa, nos vemos mas tarde…mejor…mañana… no se si… bueno chao…-
Roberta un poco descolocada, no entendía lo que había pasado y se largó, está vez con Victorio. Marcelo cogió dos copas y una la ofreció al amigo.-
-Brindamos, a la no follada son una de las mujeres mas buena que yo conozco.-

-Brindamos.-

-Mira, a propósito de Eloisa, tenía que decirle que no eran verdead todas la historia de la novia y de la niña? Ahora no se que inventarme.-

Pablo sonrió y regresó con Ricardo que lo estaba esperando para obtener alguna explicaciones. En conclusión fue una de las mejores fiesta que todos se acordaba.

La cinco de la mañana.

Pablo y Marcelo si habían echo media ciudad andando para regresar a casa y de toda forma fue bastante bonita. A los dos le había pasado la borrachera y el aire de la mañana conciliaba el sueño. La puerta de casa estaba abierta e se oían inequívoca viles grita de gozo que llegaban del dormitorio.

-SI ASÍ! Vuélveme loca!.

Uno zapato voló fuera de la puerta y el chasquido de un látigo, un body de piel siguió lo zapato en el pasillo y los gritos seguían siempre mas guarro.
Pablo y Marcel corrieron fuera de la casa cerrando la puerta de casa despacio y explotaron en una fuerte risa.

-Churro e chocolate?, el bar será abierto ya!.-
-Vale, churro y chocolate esta bien.-
Dentro el bar los dos chicos, uno en frente a el otro después de el primer mordisco…
-buen, bueno, bueno, Victorio y Roberta…todos perfectitos…jejejeje, que pareja!-
Una risa increíble los llevó hasta la seis y treinta de la mañana, entonces decidieron de regresar.
Todos había terminado y el silencio del domingo era ahora el verdadero rey.
Marcelo, todavía vestido, se sentó en su cama, miró Victorio que todavía llevaba una mascara de piel, se la quitó y la repuse en ordene en su armario cerca de los otras ropa de piel debidamente escondida. Luego se acercó a la ventana, era l’amanecer.
El amanecer es siempre tan romántico, y el sol naciente lleva siempre el sabor de June.