Mi madre siempre me decía de tener cuidado con los chicos.
Son todos ‘Hijos de putas’ y teengañan para llevarte a la cama y luego...Ten cuidado que, si te vas a la cama con alguien, lo descubro en seguida y te daré una repasada que ni te imagina…
Estaba tan molesta con esos de los chicos... Bueno, mi padre la dejó ante que yo naciera ¿Pero que culpa tengo yo?
Conocí Valerio, un chico de la heladería cerca de la escuela. Era un tipo simpático y sabia que estaba loco por mi, y un poco yo también para el, pero nunca tomaba la iniciativa.
Un día Pilar le tomo de lado y le habló de mí, se lo había pedido yo.
Valerio vino a mi casa, mi madre estaba en la tienda, tenía una tienda de ropa cerca de la salida de la estación de los trenos.
Fuimos a mi cuarto e yo me senté en la silla de mi escritorio, quería sentarme en la cama, pero no quería que Valerio pensase que era aquel tipo de chica. Mientras el seguía frotándose las manos en los pantalones, tocándose la nariz y contando tonterías yo esperaba se decidiera a hacerme la “pregunta” porque yo ya sabia la respuesta, pero el hablaba de la escuela, de la casa, de cuanto yo era gentil y finalmente de cuanto era bella, de cuanto el se había dado cuenta y que no quería que yo pudiese pensar,,, me acerque a el, tenia un poquito de miedo porque no sabía como el hubiera podido reaccionar, pero le puse mi cara a dos centímetros da la suya y el, al final, entendió.
Yo y Valerio nos veíamos todos los días desde casi dos meses y el empezaba a hablar de ir a la cama. Tengo que confesar que yo también. Cuando le tocaba allí – siempre desde arriba de los pantalones- me sentía un poquito zorra y me gustaba, pero el miedo a mi madre….
Ella decía que la expresiones de una persona cambia, que no es mas inocente, se transforma en la culpable de quien, cometido un crimine, se arrepiente para toda la vida.
Esto decía mi madre.
Una tarde yo e Valerio estábamos festejando nuestro cuarto meses junto, había un poco de gente y no faltaban ni cerveza ni alcohol. Valerio me tomó la mano y me llevó a su cuarto.
Fue la primera vez que me tocó sin braga e yo también, mi gustaba, creo.
Nos tumbamos en la cama desnudos y el se puso sobra de mi, por un segundo vi la cara de mi madre que me tachaba de zorra, pero ya estaba, porque no gozar.
Nos dejamos ir y me gustó mucho, pero…mi madre. Tenia que enfrentarme a mi madre. No tenia que descubrirlo. Regresé a mi casa e intenté ser lo mas alegre y serena posible.
No descubrió nada, no se dio cuenta.
Decía un montón de tontería mi madre.
Valerio llegó a ser aburrido muy pronto. Pasábamos los días estudiando, luego, a las cinco, se follaba y regresábamos a estudiar, estaba muy aburrida.
Un domingo, en la heladería, llegó un tipo: Simón.
Era un amigo de Joan. No parlaba nunca, pero como me miraba!
Había dejado la escuela y trabajaba para un discoteca, tenia el pelo largo, Valerio corto, tenia siete u ocho zarcillos y un piercing en el cejas izquierda, Valerio no quería llevar ni cadenita, tampoco la que le había regalado yo para el nuestro segundo mes. Valerio hablaba siempre, estaba cansada de oírlo.
Dejé Valerio y me fue con Simón.
Pocos días después estábamos en mi cuarto y Simón quise que le hiciera aquella cosa con la boca. No sabia que hacer, Simón me gustaba mucho, e yo le había echo creer que en la cama había echo de todo,
El tenía ya la polla dura, me agaché y,,, después de un rato me quitó y dijo: Ahora yo.
Puso la cara cabeza allí en el medio, no sabía que hacer. De repente se me movían los brazos, la cadera, las pierna sin que yo quisiera, pero el me bloqueó. Yo no entendía nada y de repente sentí tirar todos, los músculos, la barrica, y me quedé sin aliento, no entendía nada. Me dio la vuelta e me puse la lengua atrás, yo al principio no quería, me gustaba y cada vez más me sentía feliz.
Valerio nunca me hizo nada parecido.
Simón tenía la mano sobre mí y me tocaba, pero bien, no como Valerio. De repente quitó la lengua y me la puse detrás, yo quería que parase porque tenía miedo que me hiciera daño, pero deslizó adentro sin darme cuenta, sin dolor. Con la mano siempre adelante y el su polla siempre detrás, yo gozaba como una loca y me corrí unas cuantas veces. Al final se corrió el también, gritó e me besó la espalda y el trasero.
Después de aquel día Simón desapareció y mi madre seguía pensando que yo era virgen. Yo pero seguía pensando en el, en Simón.
Hacia el anteúltimo año de escuela, había siempre aprobado con buenos resultados.
Mi madre tocaba siempre las pelotas, no podía regresar mas tarde de las diez, tenía que ducharme todos los días, cambiarme las bragas todos los días e estudiar, estudiar, estudiar, que aburrido.
Un día estaba en casa con fiebre y mi madre estaba en la tienda. Yo estaba mirando los dibujos animado de la mañana y sonó el timbre. Era Simón, sorprendida lo dejé entrar.
-¿Adonde coño a estado todo este tiempo?- Le pregunté
-¿Te apetece hacerlo?- me contestó.
Era siempre muy directo.
Yo estaba con un chico que no me gustaba mucho, pero me llevaba a dar vuelta y pagaba siempre el, me iba bien, pero Simón… creo que estaba enamorada de el.
Sacó un porro.
Yo nunca había fumado, meno aún un porro.
-Luego sale mejor-
-pero yo no fumo desde un montón.- dije
-No lo cargaré demasiado.-
Tenía la cabeza que me daba vuelta pero me encontraba bien. Lo tumbé y le hice un trabajito que lo oí gozar a tope. Me había entrenado en este tiempo.
Nos quedamos abrazados para algunas horas y yo no me acordaba ni como me llamaba.
Otro porro.
Mi habitación estaba llena de humo y yo estaba bien. Lo hicimos otra vez y otra, y luego otra vez.
De repente se abrió la puerta de casa y enseguida apareció mi madre en la puerta de mi cuarto. Me miró y abrió los ojos tanto que tuve miedo que le saltarán de las orbitas, empezó a gritar como una loca, pero nosotros nos pusimos a reír. Ella cogió la ropa de Simón y la tiró fuera de la ventana, luego se nos acercó y agarró a Simón por el pelo y mientras le pegaba, creía de ver cientos de manos que se movían a la velocidad de la luz. Le empujó fuera de la cama, de mi cuarto y de casa. Le dio una paliza, que creo que todavía ahora se la acuerda. Simón desapareció otra vez.
Yo también cogí una paliza increíble, pero no podía parar de reírme. No hablamos para un montón de tiempo, estaba siempre enfadada. En Navidad nos fuimos a la cama a las diez para no hablarnos. Un día, cansada de este clima tenso que se respiraba en casa, le dije que lo sentía y que estaba verdaderamente arrepentida y que nunca volvería a hacerlo. No era verdad, pero no se podía vivir en aquella situación. Mi madre se lo creyó y regresó la de siempre, toca pelota, pero alegra, por suerte.
Hacia el último año de la escuela. Eran las vacaciones de semana santa y a mi las cosas me iban muy bien, mi madre seguí como siempre, pero iba bien.
Seguía hiendo a la heladería, venía siempre también Valerio que seguía coladito conmigo. Estaban Joan con Patty, una chica que se habían follado casi todos lo chicos de la escuela y ahora quería follarse también la gente de la heladería.
Pablo era el dueño de la heladería y era gay, pero me quería. El era siempre tan dulce con migo y me llamaba –mi fresita-.
A menudo hablaba con el sobretodo cuando hacía novillo a la escuela, hablábamos de todo, también de sexo.
Fue el a explicarme como volver loco un hombre en la cama y cosas como esa.
Una tarde, en heladería encontré, Pablo con su novio e la zorra de Patty que estaba intentando insinuarse a Pablo.
Evidentemente ella no sabía, pero lo estaba intentando y Pablo parecía que le siguiese el juego y el novio, de Pablo, también.
En un rincón, estaba también Simón que estaba solo y observando le avance de la pobra Patty, más ciega que nunca. Me acerqué a Simón.
-Hola Simón, es un montón de tiempo que no te veo…-
- No me toque las bolas con tontería y sígueme al baño-
Yo pensé que quería hacerlo en el baño, pero el sacó una bolsita de plástico llena de polvo blanco, una cuchara el mechero, medio limón y una jeringuilla.
Me dijo de sujetarle bien fuerte el brazo y…
No se chutó todo lo que estaba en la jeringa.
-Quiere?....-
Yo no quería, pero Simón me miraba. Su mirada tan dulce casi indefensa.
El baño era tan pequeño que, Simón, con la rodilla estaba apoyado al muro y el culo al lavabo. Yo estaba cerca de la puerta y le acariciaba la cara. El me cogió la mano e subió la manga de la blusa.
-Es mejor que follar…-
Mi piel, la jering, yo, no, cuando,,, perfe…es,,que,,per,,,o, ,
Aquella vez, Simón, no se fue.
Mi madre estaba en la tienda pero yo sabía donde tenía el dinero.
Omar, un tipo que había conocido fuera de la escuela, me la vendía buena.
Había dejado la escuela, la heladería, Joan y mi madre, ella sufrió más que todos.
Había ido a vivir en el monolocal de Simón, un agujero de mierda. Mi madre había venido ya mas de una vez, pero yo siempre l’había rechazada. Una vez vino también con la guardia civil que me llevó a casa de mi madre porque no era todavía mayor de edad, pero me escapé y regresé de mi Simón.
Otra vez mi madre vino con la policía, pero ya había cumplido los dieciocho y les mandé todos a tomar por el culo, no podían hacer nada.
Mi madre nunca volvió.
Yo y Simón, una noche, nos estábamos pinchadnos en el coche y el se chutó todo lo que había conseguido. La había pagada yo, no podía hacer así. El dijo que luego habríamos follado, pero no era como hacia tiempo, no hacia más esas cosas, era rápido e yo casi no sentía nada, no me emocionaba más. Era un montón de tiempo que no gozaba, para el era suficiente que se corría el….
Estábamos juntos desde hace un par de años creo. La gente del edificio donde habitábamos nos miraba siempre mal porque éramos drogados, pero no tocábamos las pelotas a nadie.
Oía las mujeres que hablaban en el pasillo, decían que debíamos solo morir, que alguien tenia que tirarnos a la calle, que éramos un peligro por los chiquillos.
¿Pero porque estaban enfadados con nosotros?
La señora de la segunda planta, todos los miércoles por la noche, tenia una fiesta hasta la amanecer y hacia un ruido increíble, pero nadie decía nada ¿Porque?
Porque somos drogados de mierda y nadie nos quiere cerca, Yo, pero, le he visto. He visto el hijo del conserje que fumaba porros con los amiguitos adentro de los aparcamientos y se quedaba tonto para horas en las escaleras del palacio. Pero la madre no lo sabía, para ella nosotros éramos los drogados. Nosotros que nunca tocábamos las bolas a nadie.
Consiguieron a tirarnos a la calle también da el agujero de mierda del apartamento de Simón solamente porque no habíamos pagado dos veces el alquiler. No teníamos un duro. Nos habíamos “chutado” también el coche, habíamos llegado a robar lo radiocasete de los coche, pero tampoco los marroquines no pagaban una mierda. Con la historia del frontal extraíble nos hacían un montón de historia.
Robamos en una papelería y nos compramos lo suficiente para una ronda da un tipo que conocía Simón.
Omar lo habían encerrado.
Me chuté primera, pero le dejé más de la mitad…
En aquel periodo Simón Había empezado a hablar de la muerte, de cuento pudiese ser hermosa, liberatoria y definitiva. La estaba buscando, pero decía que era demasiado cobarde para suicidarse.
Se quedó con la aguja en el brazo, la boca abierta llena de baba y los ojos abierto, la policía dijo que murió de overdose.
Mi madre la palmó una tarde de julio creo y la casa la cogió el tío Alberto que no podía verme. Me había quedado sola. Mi Simón había muerto, Pablo y el novio habían vendido la heladería y quien sabe adonde estaban ahora. Las otras personas que conocía me habían dado una patada en el culo. Me habían llamado drogada y puta. Lo que me hacía enfadar era que tenían razón. Me vendía para pocos duros, lo que me hacía falta para comprarme una dosis, pero poca gente se ‘hace’ una drogada.
Puedes que aquel jilipolla de Simón tuve suerte a morirse.
No comía, desde mucho, ni me acordaba cuando fuera la última vez que había comido, me dejaba follar para pocos duros para comprarme el chute y nada mas.
Un día buscando cliente vi Valerio con una chica en un coche gigante parado al semáforo.
Cuando lo dejé se quedó como un perro abandonado. Estaba loco de mí el cretino. No me reconoció o puedes que no me vio. Fui a su casa, pero su madre me dijo que ahora vivía en la calle doctor Rodríguez y me cerró el telefonillo.
Ni sabia donde estaba esta calle Rodríguez y no la busqué.
La mañana de un par de día después estaba pidiendo dinero a la gente, cuando me lo encontré delante. Era más alto de lo que me acordaba, o puedes que yo estaba encogiendo, tenía un traje elegante gris oscuro, con una camisa blanca y una corbata violeta. Tenía el pelo todo arreglado, yo ni me acordaba la última vez que me lo había lavado, y una sonrisa sincera.
Diana? Eres tu? Casi no te reconocía. Me dijo
Hola, Vale, mira… tienes… un par de moneda… en esto momento… no tengo un duro y
m..mm.., mañana te lo devuelvo…
Pero Valerio, me miró se puso serio e me llevó en un bar allí a lado. Nos sentamos y hablamos, hablamos tanto que no me acordaba cuanto era bonito estar con alguien que te escucha.
…
…
Son diez años que no me chuto y mi hija Denise frecuenta el primer año de una escuela privada de monjas.
Yo y Valerio nos casamos y fuimos a vivir juntos desde hace ocho años. El sabe todo de mi y ahora estoy feliz o estoy feliz de no estar más en aquella mierda. Valerio ha sido bueno con migo y es fantástico con la niña … No lo quiero, nunca lo he querido, pero…
sábado, 28 de junio de 2008
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